Explicación, estudio y comentario bíblico de Jonás 4:4-10 verso por verso
El SEÑOR le respondió: — ¿Haces bien en enojarte tanto?
Entonces Jonás salió de la ciudad y se sentó al oriente de ella. Allí se hizo una enramada y se sentó a su sombra hasta ver qué sucedería a la ciudad.
Entonces el SEÑOR dispuso que creciera una planta de ricino, para que hiciera sombra sobre la cabeza de Jonás para protegerlo de la insolación. Y Jonás se alegró muchísimo por el ricino.
Pero Dios dispuso también, al amanecer del día siguiente, un gusano que atacó la planta de ricino y esta se secó.
Y aconteció que al salir el sol Dios dispuso un sofocante viento oriental y el sol hirió la cabeza de Jonás, de modo que se desmayaba y anhelaba morirse. Y dijo: — ¡Mejor me es la muerte que la vida!
Entonces Dios dijo a Jonás: — ¿Te parece bien enojarte por lo de la planta de ricino? Él respondió: — ¡Me parece bien enojarme hasta la muerte!
Y el SEÑOR le dijo: — Tú te preocupas por la planta de ricino por la cual no trabajaste ni la hiciste crecer, que en una noche llegó a existir y en una noche pereció.