Explicación, estudio y comentario bíblico de Josué 10:18-26 verso por verso
Entonces Josué dijo: — Hagan rodar grandes piedras a la entrada de la cueva y pongan hombres junto a ella, para que los guarden.
Pero ustedes, no se detengan, sino persigan a sus enemigos y hiéranles la retaguardia. No los dejen entrar en sus ciudades, porque el SEÑOR su Dios los ha entregado en su mano.
Aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel habían acabado de herirlos con gran mortandad hasta destruirlos, los que quedaron de ellos entraron en las ciudades fortificadas.
Después, todo el pueblo regresó ileso al campamento de Josué en Maqueda. No hubo quien dijera algo en contra de los hijos de Israel.
Entonces dijo Josué: — Abran la entrada de la cueva y sáquenme de ella a esos cinco reyes.
Así lo hicieron y sacaron de la cueva a estos cinco reyes: el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón.
Y sucedió que cuando sacaron a estos reyes ante Josué, este llamó a todos los hombres de Israel y dijo a los jefes de los hombres de guerra que habían ido con él: — Acérquense y pongan sus pies sobre los cuellos de estos reyes. Ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos.
Y Josué les dijo: — No teman ni se atemoricen; esfuércense y sean valientes, porque así hará el SEÑOR a todos sus enemigos contra los cuales combaten.
Después de esto, Josué los hirió, los mató y los hizo colgar de cinco árboles; y estuvieron colgados de los árboles hasta el atardecer.