Explicación, estudio y comentario bíblico de Josué 24:14-24 verso por verso
»Ahora pues, teman al SEÑOR. Sírvanle con integridad y con fidelidad. Quiten de en medio los dioses a los cuales sirvieron sus padres al otro lado del Río y en Egipto, y sirvan al SEÑOR.
Pero si les parece mal servir al SEÑOR, escojan hoy a quién sirvan: si a los dioses a los cuales servían sus padres cuando estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitan. Pero yo y mi casa serviremos al SEÑOR.
Entonces el pueblo respondió diciendo: — ¡Lejos esté de nosotros el abandonar al SEÑOR para servir a otros dioses!
Porque el SEÑOR, nuestro Dios, es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. Delante de nuestros ojos él ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado en todo el camino por donde hemos andado y en todos los pueblos por los cuales hemos pasado.
El SEÑOR ha arrojado de delante de nosotros a todos los pueblos, y a los amorreos que habitaban en el país. Nosotros también serviremos al SEÑOR, porque él es nuestro Dios.
Entonces Josué dijo al pueblo: — No podrán servir al SEÑOR, porque él es un Dios santo y un Dios celoso. Él no soportará sus rebeliones ni sus pecados.
Si ustedes dejan al SEÑOR y sirven a dioses extraños, él se volverá y los castigará, y los exterminará después de haberles hecho bien.
Entonces el pueblo dijo a Josué: — ¡No, sino que al SEÑOR serviremos!
Josué respondió al pueblo: — Ustedes son testigos contra ustedes mismos, de que han escogido al SEÑOR para servirle. Ellos respondieron: — ¡Sí, somos testigos!
Josué dijo: — Quiten, pues, ahora los dioses extraños que están en medio de ustedes, e inclinen su corazón al SEÑOR Dios de Israel.
Y el pueblo respondió a Josué: — ¡Al SEÑOR nuestro Dios serviremos, y su voz obedeceremos!