Explicación, estudio y comentario bíblico de Josué 24:2-15 verso por verso
y Josué dijo a todo el pueblo: — Así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel: “Sus padres (Taré, padre de Abraham y de Nacor) habitaron antiguamente al otro lado del Río, y sirvieron a otros dioses.
Pero yo tomé a su padre Abraham del otro lado del Río, lo traje por toda la tierra de Canaán, aumenté su descendencia y le di por hijo a Isaac.
A Isaac le di por hijos a Jacob y Esaú. A Esaú le di la región montañosa de Seír, para que la poseyera mientras que Jacob y sus hijos descendieron a Egipto.
Entonces envié a Moisés y a Aarón, y castigué a Egipto de la manera como lo hice allí y después los saqué.
Saqué de Egipto a sus padres, y ustedes llegaron al mar. Los egipcios persiguieron a sus padres hasta el mar Rojo, con carros y jinetes.
Entonces ellos clamaron al SEÑOR, y él puso oscuridad entre ustedes y los egipcios, e hizo venir sobre ellos el mar, el cual los cubrió. Sus ojos vieron lo que hice en Egipto. Después estuvieron muchos años en el desierto,
y los introduje en la tierra de los amorreos que habitaban al otro lado del Jordán. Ellos combatieron contra ustedes, pero yo los entregué en su mano, y poseyeron su tierra, porque yo los destruí delante de ustedes.
Después se levantó Balac hijo de Zipor, rey de los moabitas, y combatió contra Israel. Él mandó llamar a Balaam hijo de Beor para que los maldijera
pero yo no quise escuchar a Balaam. Antes bien, él los bendijo repetidamente, y yo los libré de su mano.
Después cruzaron el Jordán y vinieron a Jericó. Los señores de Jericó combatieron contra ustedes, así como también los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los heteos, los gergeseos, los heveos y los jebuseos; pero yo los entregué en la mano de ustedes.
Envié delante de ustedes la avispa, y ella echó de delante de ustedes a los dos reyes de los amorreos. Esto no fue con su espada ni con su arco.
Yo les he dado una tierra por la cual ustedes no trabajaron con dureza, unas ciudades que no edificaron y en las cuales habitan. Y comen de las viñas y de los olivares que no plantaron”.
»Ahora pues, teman al SEÑOR. Sírvanle con integridad y con fidelidad. Quiten de en medio los dioses a los cuales sirvieron sus padres al otro lado del Río y en Egipto, y sirvan al SEÑOR.
Pero si les parece mal servir al SEÑOR, escojan hoy a quién sirvan: si a los dioses a los cuales servían sus padres cuando estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitan. Pero yo y mi casa serviremos al SEÑOR.