Explicación, estudio y comentario bíblico de Josué 8:22-29 verso por verso
Los otros salieron de la ciudad a su encuentro. Así estuvieron en medio de Israel, los unos por un lado y los otros por el otro. Los mataron hasta que no quedó ni un sobreviviente ni un fugitivo.
También tomaron vivo al rey de Hai y lo llevaron ante Josué.
Sucedió que cuando los israelitas acabaron de matar a todos los habitantes de Hai en el campo, en el desierto donde ellos los habían perseguido, y cuando todos habían caído a filo de espada hasta ser exterminados, todos los israelitas se volvieron a Hai y mataron a todos a espada.
El número de los que cayeron aquel día, entre hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai.
Porque Josué no retrajo su mano que había extendido con la lanza, hasta que destruyó a todos los habitantes de Hai.
Los israelitas solo tomaron para sí el ganado y el botín de aquella ciudad, conforme a la palabra que el SEÑOR había mandado a Josué.
Josué incendió Hai y la convirtió en un montículo de ruinas perpetuas, una desolación hasta el día de hoy.
Al rey de Hai lo colgó de un árbol hasta el atardecer. Cuando el sol se ponía, Josué mandó que quitaran su cuerpo del árbol y lo echaran a la puerta de la ciudad, donde levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta el día de hoy.