Explicación, estudio y comentario bíblico de Josué 8:26-29 verso por verso
Porque Josué no retrajo su mano que había extendido con la lanza, hasta que destruyó a todos los habitantes de Hai.
Los israelitas solo tomaron para sí el ganado y el botín de aquella ciudad, conforme a la palabra que el SEÑOR había mandado a Josué.
Josué incendió Hai y la convirtió en un montículo de ruinas perpetuas, una desolación hasta el día de hoy.
Al rey de Hai lo colgó de un árbol hasta el atardecer. Cuando el sol se ponía, Josué mandó que quitaran su cuerpo del árbol y lo echaran a la puerta de la ciudad, donde levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta el día de hoy.