Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 1:15-51 verso por verso
Juan dio testimonio de él y proclamó diciendo: “Este es aquel de quien dije: El que viene después de mí ha llegado a ser antes de mí porque era primero que yo”.
Porque de su plenitud todos nosotros recibimos, y gracia sobre gracia.
La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás; el Dios único que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer.
Este es el testimonio de Juan cuando los judíos le enviaron de Jerusalén unos sacerdotes y levitas para preguntarle: — ¿Quién eres tú?
Él confesó y no negó sino que confesó: — Yo no soy el Cristo.
Y le preguntaron: — ¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías? Y dijo: — No lo soy. — ¿Eres tú el profeta? Y respondió: — No.
Le dijeron entonces: — ¿Quién eres, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices en cuanto a ti mismo?
Dijo: — Yo soy la voz de uno que proclama en el desierto: “Enderecen el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías.
Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.
Le preguntaron y le dijeron: — ¿Entonces, por qué bautizas si tú no eres el Cristo ni Elías ni el profeta?
Juan les respondió diciendo: — Yo bautizo en agua, pero en medio de ustedes está uno a quien ustedes no conocen.
Él es el que viene después de mí, de quien yo no soy digno de desatar la correa del calzado.
Estas cosas acontecieron en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo: — ¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!
Este es aquel de quien dije: “Después de mí viene un hombre que ha llegado a ser antes de mí porque era primero que yo”.
Yo no lo conocía; pero para que él fuera manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua.
Juan dio testimonio diciendo: — He visto al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: “Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y posar sobre él, este es el que bautiza en el Espíritu Santo”.
Yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.
Al día siguiente, de nuevo estaba Juan con dos de sus discípulos.
Al ver a Jesús que andaba por allí, dijo: — ¡He aquí el Cordero de Dios!
Los dos discípulos lo oyeron hablar y siguieron a Jesús.
Jesús, al darse vuelta y ver que lo seguían, les dijo: — ¿Qué buscan? Y ellos le dijeron: — Rabí — que significa maestro — , ¿dónde moras?
Les dijo: — Vengan y vean. Por lo tanto, fueron y vieron dónde moraba; y se quedaron con él aquel día, porque eran como las cuatro de la tarde.
Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús.
Este encontró primero a su hermano Simón y le dijo: — Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).
Él lo llevó a Jesús y, al verlo, Jesús le dijo: — Tú eres Simón hijo de Jonás. Tú serás llamado Cefas (que significa piedra).
Al día siguiente, Jesús quiso salir para Galilea y encontró a Felipe. Y Jesús le dijo: — Sígueme.
Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.
Felipe encontró a Natanael y le dijo: — Hemos encontrado a aquel de quien Moisés escribió en la Ley y también en los Profetas: a Jesús de Nazaret, el hijo de José.
Y le dijo Natanael: — ¿De Nazaret puede haber algo de bueno? Le dijo Felipe: — Ven y ve.
Jesús vio que Natanael venía hacia él y dijo de él: — ¡He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño!
Le dijo Natanael: — ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: — Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
Le respondió Natanael: — Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el rey de Israel!
Respondió Jesús y le dijo: — ¿Crees porque te dije: “Te vi debajo de la higuera”? ¡Cosas mayores que estas verás!
Y les dijo: — De cierto, de cierto les digo que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.