Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 10:2-16 verso por verso
Pero el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.
A él le abre el portero, y las ovejas oyen su voz. A sus ovejas las llama por nombre y las conduce afuera.
Y cuando saca fuera a todas las suyas va delante de ellas; y las ovejas lo siguen porque conocen su voz.
Pero al extraño jamás seguirán; más bien, huirán de él porque no conocen la voz de los extraños”.
Jesús les dijo esta figura, pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
Entonces Jesús les habló de nuevo: “De cierto, de cierto les digo que yo soy la puerta de las ovejas.
Todos los que vinieron antes de mí eran ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los oyeron.
Yo soy la puerta. Si alguien entra por mí será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos.
El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Yo soy el buen pastor; el buen pastor pone su vida por las ovejas.
Pero el asalariado, que no es el pastor y a quien no le pertenecen las ovejas, ve que viene el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo arrebata y esparce las ovejas.
Huye porque es asalariado y a él no le importan las ovejas.
Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.
Como el Padre me conoce, yo también conozco al Padre y pongo mi vida por las ovejas.
“También tengo otras ovejas que no son de este redil. A ellas también me es necesario traer, y oirán mi voz. Así habrá un solo rebaño y un solo pastor.