Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 10:22-31 verso por verso
Se celebraba entonces la fiesta de la Dedicación en Jerusalén. Era invierno,
y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Entonces lo rodearon los judíos y le dijeron: — ¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si tú eres el Cristo dínoslo abiertamente.
Jesús les contestó: — Se lo he dicho y no creen. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, estas dan testimonio de mí.
Pero ustedes no creen porque no son de mis ovejas.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.
Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre, que me las ha dado, es mayor que todos y nadie las puede arrebatar de las manos del Padre.
Yo y el Padre uno somos.
Los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.