Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 11:17-34 verso por verso
Cuando llegó Jesús, halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro.
Betania estaba cerca de Jerusalén, como a tres kilómetros,
y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María para consolarlas por su hermano.
Entonces, cuando oyó que Jesús venía, Marta salió a encontrarlo pero María se quedó sentada en casa.
Marta le dijo a Jesús: — Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Pero ahora también sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.
Jesús le dijo: — Tu hermano resucitará.
Marta le dijo: — Yo sé que resucitará en la resurrección en el día final.
Jesús le dijo: — Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?
Le dijo: — Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo.
Y cuando hubo dicho esto, fue y llamó en secreto a su hermana María diciendo: — El Maestro está aquí y te llama.
Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y fue a donde él estaba;
pues Jesús todavía no había llegado a la aldea sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado.
Entonces, los judíos que estaban en la casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se levantó de prisa y salió, la siguieron porque pensaban que iba al sepulcro a llorar allí.
Luego, cuando María llegó al lugar donde estaba Jesús y lo vio, se postró a sus pies diciéndole: — Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano.
Entonces Jesús, al verla llorando y al ver a los judíos que habían venido junto con ella también llorando, se conmovió en espíritu y se turbó.
Y dijo: — ¿Dónde lo han puesto? Le dijeron: — Señor, ven y ve.