Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 20:1-17 verso por verso
El primer día de la semana, muy de madrugada, siendo aún oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido quitada del sepulcro.
Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo a quien amaba Jesús, y les dijo: — Han sacado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.
Salieron, pues, Pedro y el otro discípulo e iban al sepulcro.
Y los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó primero al sepulcro.
Y cuando se inclinó, vio que los lienzos habían quedado allí; sin embargo, no entró.
Entonces llegó Simón Pedro siguiéndolo y entró en el sepulcro. Y vio los lienzos que habían quedado,
y el sudario que había estado sobre su cabeza no puesto con los lienzos sino doblado en un lugar aparte.
Entonces entró también el otro discípulo que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó.
Pues aún no entendían la Escritura, que le era necesario resucitar de entre los muertos.
Entonces los discípulos volvieron a los suyos.
Pero María Magdalena estaba llorando fuera del sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó hacia dentro del sepulcro
y vio a dos ángeles con vestiduras blancas que estaban sentados, el uno a la cabecera y el otro a los pies donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Y ellos le dijeron: — Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: — Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.
Habiendo dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie; pero no se daba cuenta de que era Jesús.
Jesús le dijo: — Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que él era el jardinero, le dijo: — Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo llevaré.
Jesús le dijo: — María… Volviéndose ella, le dijo en hebreo: — ¡Raboni! (que quiere decir Maestro).
Jesús le dijo: — Suéltame porque aún no he subido al Padre. Pero ve a mis hermanos y diles: “Yo subo a mi Padre y Padre de ustedes, a mi Dios y Dios de ustedes”.