Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 3:1-17 verso por verso
Y había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un gobernante de los judíos.
Este vino a Jesús de noche y le dijo: — Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro porque nadie puede hacer estas señales que tú haces a menos que Dios esté con él.
Respondió Jesús y le dijo: — De cierto, de cierto te digo que, a menos que nazca de nuevo, uno no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo: — ¿Cómo puede nacer un hombre si ya es viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
Respondió Jesús: — De cierto, de cierto te digo que, a menos que nazca de agua y del Espíritu, uno no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: “Les es necesario nacer de nuevo”.
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que ha nacido del Espíritu.
Respondió Nicodemo y le dijo: — ¿Cómo puede suceder eso?
Respondió Jesús y le dijo: — Tú eres el maestro de Israel, ¿y no sabes esto?
De cierto, de cierto te digo que hablamos de lo que sabemos; y testificamos de lo que hemos visto. Pero ustedes no reciben nuestro testimonio.
Si les hablé de cosas terrenales y no creen, ¿cómo creerán si les hablo de las celestiales?
Nadie ha subido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre.
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado
para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna.
»Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo sino para que el mundo sea salvo por él.