Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 3:18-43 verso por verso
El que cree en él no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Y esta es la condenación: que la luz ha venido al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malas.
Porque todo aquel que practica lo malo aborrece la luz y no viene a la luz para que sus obras no sean censuradas.
Pero el que hace la verdad viene a la luz para que sus obras sean manifiestas que son hechas en Dios.
Después de esto, Jesús fue con sus discípulos a la tierra de Judea; y pasó allí un tiempo con ellos y bautizaba.
Juan también estaba bautizando en Enón, junto a Salim, porque allí había mucha agua; y muchos venían y eran bautizados
ya que Juan todavía no había sido puesto en la cárcel.
Entonces surgió una discusión entre los discípulos de Juan y un judío acerca de la purificación.
Fueron a Juan y le dijeron: — Rabí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú has dado testimonio, ¡he aquí él está bautizando, y todos van a él!
Respondió Juan y dijo: — Ningún hombre puede recibir nada a menos que le haya sido dado del cielo.
Ustedes mismos son testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo sino que he sido enviado delante de él”.
El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, que ha estado de pie y lo escucha, se alegra mucho a causa de la voz del novio. Así, pues, este mi gozo ha sido cumplido.
A él le es preciso crecer, pero a mí menguar.
El que viene de arriba está por encima de todos. El que procede de la tierra es terrenal y su habla procede de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos.
Testifica de lo que ha visto y oído, y nadie recibe su testimonio.
El que recibe su testimonio atestigua que Dios es veraz.
Porque el que Dios envió habla las palabras de Dios pues Dios no da el Espíritu por medida.
El Padre ama al Hijo y ha puesto todas las cosas en su mano.
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que desobedece al Hijo no verá la vida sino que la ira de Dios permanece sobre él.