Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 4:20-43 verso por verso
Nuestros padres adoraron en este monte, y ustedes dicen que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar.
Jesús le dijo: — Créeme, mujer, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre.
Ustedes adoran lo que no saben; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación procede de los judíos.
Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca a tales que lo adoren.
Dios es espíritu; y es necesario que los que le adoran, lo adoren en espíritu y en verdad.
Le dijo la mujer: — Sé que viene el Mesías — que es llamado el Cristo — . Cuando él venga, nos declarará todas las cosas.
Jesús le dijo: — Yo soy, el que habla contigo.
En este momento llegaron sus discípulos y se asombraban de que hablara con una mujer; no obstante, ninguno dijo: “¿Qué buscas?” o “¿Qué hablas con ella?”.
Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue a la ciudad y dijo a los hombres:
— ¡Vengan! Vean a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿Será posible que este sea el Cristo?
Entonces salieron de la ciudad y fueron hacia él.
Mientras tanto, los discípulos le rogaban diciendo: — Rabí, come.
Pero les dijo: — Yo tengo una comida para comer que ustedes no saben.
Entonces sus discípulos se decían el uno al otro: — ¿Acaso alguien le habrá traído algo de comer?
Jesús les dijo: — Mi comida es que yo haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra.
¿No dicen ustedes: “Todavía faltan cuatro meses para que llegue la siega”? He aquí les digo: ¡Alcen sus ojos y miren los campos que ya están blancos para la siega!
El que siega recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra y el que siega se gocen juntos.
Porque en esto es verdadero el dicho: “Uno es el que siembra y otro es el que siega”.
Yo los he enviado a segar lo que ustedes no han labrado. Otros han labrado, y ustedes han entrado en sus labores.
Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él a causa de la palabra de la mujer que daba testimonio diciendo: “Me dijo todo lo que he hecho”.
Entonces, cuando los samaritanos vinieron a él rogándole que se quedara con ellos, se quedó allí dos días.
Y muchos más creyeron a causa de su palabra.
Ellos decían a la mujer: — Ya no creemos a causa de la palabra tuya, porque nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo.
Pasados los dos días salió de allí para Galilea