Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 5:2-18 verso por verso
En Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, hay un estanque con cinco pórticos que en hebreo se llama Betesda.
En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos
Se encontraba allí cierto hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años.
Cuando Jesús lo vio tendido y supo que ya había pasado tanto tiempo así, le preguntó: — ¿Quieres ser sano?
Le respondió el enfermo: — Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras me muevo yo, otro desciende antes que yo.
Jesús le dijo: — Levántate, toma tu cama y anda.
Y en seguida el hombre fue sanado, tomó su cama y anduvo. Y aquel día era sábado.
Entonces los judíos le decían a aquel que había sido sanado: — Es sábado y no te es lícito llevar tu cama.
Pero él les respondió: — El que me sanó, él mismo me dijo: “Toma tu cama y anda”.
Entonces le preguntaron: — ¿Quién es el hombre que te dijo: “Toma tu cama y anda”?
Pero el que había sido sanado no sabía quién había sido, porque Jesús se había apartado pues había mucha gente en el lugar.
Después Jesús lo halló en el templo y le dijo: — He aquí, has sido sanado; no peques más para que no te ocurra algo peor.
El hombre se fue y declaró a los judíos que Jesús era el que lo había sanado.
Por esta causa los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.
Pero Jesús les respondió: — Mi Padre hasta ahora trabaja; también yo trabajo.
Por esta razón los judíos aún más procuraban matarle, porque no solo quebrantaba el sábado sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.