Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 7:14-31 verso por verso
Cuando ya había pasado la mitad de la fiesta, subió Jesús al templo y enseñaba.
Entonces los judíos se asombraban diciendo: — ¿Cómo sabe este de letras sin haber estudiado?
Por tanto, Jesús les respondió y dijo: — Mi doctrina no es mía sino de aquel que me envió.
Si alguien quiere hacer su voluntad, conocerá si mi doctrina proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.
El que habla de sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que lo envió, este es verdadero y en él no hay injusticia.
¿No les dio Moisés la Ley? Y ninguno de ustedes la cumple. ¿Por qué buscan matarme?
La multitud respondió: — Demonio tienes. ¿Quién busca matarte?
Jesús respondió y les dijo: — Una sola obra hice, y todos se asombran.
Por esto Moisés les dio la circuncisión (no porque sea de Moisés sino de los padres), y en sábado circuncidan al hombre.
Si el hombre recibe la circuncisión en sábado a fin de que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿se enojan conmigo porque en sábado sané a un hombre por completo?
No juzguen según las apariencias sino juzguen con justo juicio.
Decían entonces algunos de Jerusalén: — ¿No es este a quien buscan para matarle?
¡He aquí, habla públicamente y no le dicen nada! ¿Será que los principales realmente han reconocido que él es el Cristo?
Pero este, sabemos de dónde es; pero cuando venga el Cristo nadie sabrá de dónde sea.
Entonces Jesús alzó la voz en el templo, enseñando y diciendo: — A mí me conocen y saben de dónde soy. Y yo no he venido por mí mismo; más bien, el que me envió, a quien ustedes no conocen, es verdadero.
Yo lo conozco, porque de él provengo y él me envió.
Entonces procuraban prenderle, pero nadie puso su mano sobre él porque todavía no había llegado su hora.
Muchos del pueblo creyeron en él y decían: “Cuando venga el Cristo, ¿hará más señales que las que hizo este?”.