Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 7:32-49 verso por verso
Los fariseos oyeron que la multitud murmuraba estas cosas acerca de él, y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron guardias para tomarlo preso.
Entonces dijo Jesús: — Todavía estaré con ustedes un poco de tiempo; luego iré al que me envió.
Me buscarán y no me hallarán, y a donde yo estaré ustedes no podrán ir.
Entonces los judíos se decían entre sí: — ¿A dónde se ha de ir este, que nosotros no lo hallemos? ¿Acaso ha de ir a la dispersión entre los griegos para enseñar a los griegos?
¿Qué significa este dicho que dijo: “Me buscarán y no me hallarán, y no podrán ir a donde yo estaré”?
Pero en el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso de pie y alzó la voz diciendo: — Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior.
Esto dijo acerca del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues todavía no había sido dado el Espíritu porque Jesús aún no había sido glorificado.
Entonces, cuando algunos de la multitud oyeron estas palabras, decían: “¡Verdaderamente, este es el profeta!”.
Otros decían: “Este es el Cristo”. Pero otros decían: “¿De Galilea habrá de venir el Cristo?
¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de la aldea de Belén, de donde era David?”.
Así que había disensión entre la gente por causa de él.
Algunos de ellos querían tomarlo preso, pero ninguno le echó mano.
Luego los guardias regresaron a los principales sacerdotes y a los fariseos, y estos les dijeron: — ¿Por qué no lo trajeron?
Los guardias respondieron: — ¡Nunca habló hombre alguno así!
Entonces los fariseos les respondieron: — ¿Será posible que ustedes también hayan sido engañados?
¿Habrá creído en él alguno de los principales o de los fariseos?
Pero esta gente que no conoce la ley es maldita.