Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 8:16-29 verso por verso
Y aun si yo juzgo, mi juicio es verdadero porque no soy yo solo sino yo y el Padre que me envió.
En la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió también da testimonio de mí.
Entonces le decían: — ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: — Ni a mí me conocen, ni a mi Padre. Si a mí me hubieran conocido, a mi Padre también habrían conocido.
Estas palabras habló Jesús enseñando en el templo en el lugar de las ofrendas; y nadie lo prendió porque todavía no había llegado su hora.
Luego Jesús les dijo otra vez: — Yo me voy, y me buscarán; pero en su pecado morirán. A donde yo voy ustedes no pueden ir.
Entonces los judíos decían: — ¿Será posible que se habrá de matar a sí mismo? Pues dice: “A donde yo voy, ustedes no pueden ir”.
Él les decía: — Ustedes son de abajo; yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo; yo no soy de este mundo.
Por esto les dije que morirán en sus pecados; porque a menos que crean que Yo Soy, en sus pecados morirán.
Así que le decían: — Tú, ¿quién eres? Entonces Jesús les dijo: — Lo mismo que les vengo diciendo desde el principio.
Muchas cosas tengo que decir y juzgar de ustedes. Pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de parte de él, esto hablo al mundo.
Pero no entendieron que les hablaba del Padre.
Entonces Jesús les dijo: — Cuando hayan levantado al Hijo del Hombre, entonces entenderán que Yo Soy, y que nada hago de mí mismo sino que estas cosas hablo así como el Padre me enseñó.
Porque el que me envió, conmigo está. El Padre no me ha dejado solo porque yo hago siempre lo que le agrada a él.