Explicación, estudio y comentario bíblico de Juan 9:31-33 verso por verso
Sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguien es temeroso de Dios y hace su voluntad, a ese oye.
Desde la eternidad nunca se oyó que alguien abriera los ojos de uno que había nacido ciego.
Si este no procediera de Dios, no podría hacer nada.