Explicación, estudio y comentario bíblico de Jueces 13:8-14 verso por verso
Entonces Manoa imploró al SEÑOR y dijo: — Oh Señor, te ruego que aquel hombre de Dios que enviaste venga de nuevo a nosotros y nos enseñe lo que debemos hacer con el niño que ha de nacer.
Dios escuchó la voz de Manoa, y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, cuando ella estaba sentada en el campo, pero Manoa su marido no estaba con ella.
La mujer se apresuró, corrió y avisó a su marido diciéndole: — ¡He aquí que se me ha aparecido el hombre que vino a mí el otro día!
Manoa se levantó y siguió a su mujer; y cuando llegó al hombre, le preguntó: — ¿Eres tú el hombre que habló a la mujer? Él respondió: — Sí, yo soy.
Entonces Manoa dijo: — Cuando tu palabra se cumpla, ¿cuál será la norma de vida para el niño y qué se ha de hacer con él?
Y el ángel del SEÑOR respondió a Manoa: — La mujer se guardará de todas las cosas que le dije:
Que no coma nada que provenga de la vid ni beba vino ni licor ni coma nada inmundo. Ha de guardar todo lo que le he mandado.