Explicación, estudio y comentario bíblico de Jueces 17:5-10 verso por verso
Este hombre, Micaías, tenía un santuario. Mandó hacer un efod e ídolos domésticos, e invistió a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.
En aquellos días no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos.
Había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, que era levita y vivía allí como forastero.
Este hombre había partido de la ciudad de Belén de Judá para ir a residir donde encontrara lugar. Y en su caminar por la región montañosa de Efraín llegó a la casa de Micaías.
Y Micaías le preguntó: — ¿De dónde vienes? Él le respondió: — Soy un levita de Belén de Judá, y voy a residir donde encuentre lugar.
Entonces le dijo Micaías: — Quédate conmigo y sé para mí como padre y sacerdote. Yo te daré ciento diez gramos de plata por año, y tu ropa y tu comida. El levita entró.