Explicación, estudio y comentario bíblico de Jueces 18:1-8 verso por verso
En aquellos días no había rey en Israel. También en aquellos días, la tribu de Dan buscaba una heredad para sí donde establecerse, porque hasta entonces no le había tocado una heredad entre las tribus de Israel.
Entonces los hijos de Dan enviaron de sus clanes a cinco hombres de entre todos ellos, hombres valientes de Zora y de Estaol, para reconocer la tierra y para explorarla. Y les dijeron: — Vayan y exploren la tierra. Ellos llegaron, en la región montañosa de Efraín, hasta la casa de Micaías, y pasaron allí la noche.
Y cuando estaban junto a la casa de Micaías, reconocieron la voz del joven levita. Se acercaron allí y le dijeron: — ¿Quién te ha traído aquí? ¿Qué estás haciendo en este lugar? ¿Qué tienes que ver tú aquí?
Y él les respondió: — De esta y de esta manera ha hecho conmigo Micaías, y me ha empleado para que sea su sacerdote.
Ellos le dijeron: — Por favor, consulta a Dios, para que sepamos si ha de prosperar el viaje que estamos haciendo.
Y el sacerdote les respondió: — Vayan en paz, porque el viaje que están haciendo goza de la aprobación del SEÑOR.
Entonces partieron aquellos cinco hombres y llegaron a Lais. Y vieron que la gente que habitaba en ella vivía segura, tranquila y confiada, a la manera de los sidonios. No había en la tierra quien les hiciera ningún daño ni quien los desplazara ni oprimiera. Además, estaban lejos de los sidonios y no tenían trato con nadie.
Entonces se volvieron a sus hermanos en Zora y Estaol, y sus hermanos les preguntaron: — ¿Qué hay? Ellos respondieron: