Explicación, estudio y comentario bíblico de Jueces 2:1-11 verso por verso
El ángel del SEÑOR subió de Gilgal a Boquim y dijo: — Yo los saqué de Egipto y los introduje en la tierra acerca de la cual había jurado a sus padres diciendo: “No invalidaré jamás mi pacto con ustedes,
con tal que ustedes no hagan una alianza con los habitantes de esta tierra, cuyos altares habrán de derribar”. Pero ustedes no han obedecido mi voz. ¿Por qué han hecho esto?
Por eso yo digo también: No los echaré de delante de ustedes, sino que les serán adversarios y sus dioses les servirán de tropiezo.
Aconteció que cuando el ángel del SEÑOR acabó de decir estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró.
Por eso llamaron a aquel lugar Boquim. Y ofrecieron allí sacrificios al SEÑOR.
Cuando Josué ya había despedido al pueblo, los hijos de Israel se fueron cada uno a su heredad para tomar posesión de la tierra.
El pueblo sirvió al SEÑOR todo el tiempo de Josué y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, quienes habían visto todas las grandes obras que el SEÑOR había hecho por Israel.
Josué hijo de Nun, siervo del SEÑOR, murió cuando tenía ciento diez años.
Y lo sepultaron en el terreno de su heredad en Timnat-séraj, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas.
Y toda aquella generación fue también reunida con sus padres.
Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR y sirvieron a los Baales.