Explicación, estudio y comentario bíblico de Jueces 4:18-24 verso por verso
Jael salió para recibir a Sísara y le dijo: — ¡Ven, señor mío! Ven a mí; no tengas temor. Él entró en la tienda con ella, y ella lo cubrió con una manta.
Y él le dijo: — Por favor, dame un poco de agua, porque tengo sed. Ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y lo volvió a cubrir.
Entonces él le dijo: — Quédate a la entrada de la tienda, y si alguien viene y te pregunta diciendo: “¿Hay alguno aquí?”, responderás que no.
Pero Jael, mujer de Heber, tomó una estaca de la tienda, y tomando un mazo en su mano fue a él silenciosamente y le metió la estaca por las sienes, clavándola en la tierra, mientras él estaba profundamente dormido y agotado. Así murió.
Y he aquí que cuando Barac venía persiguiendo a Sísara, Jael salió a su encuentro y le dijo: — Ven, y te mostraré al hombre que buscas. Él entró con ella, y he aquí que Sísara yacía muerto con la estaca clavada en su sien.
Así sometió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaán, ante los hijos de Israel.
Y la mano de los hijos de Israel comenzó a endurecerse más y más contra Jabín, rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.