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Las más sabias de sus damas le responden, y ella se repite a sí misma las palabras:
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‘¿No habrán capturado botín? ¿No lo estarán repartiendo? Para cada hombre una joven o dos; un botín de ropas de colores para Sísara; un botín de bordados de colores, bordados por ambos lados, para mi cuello… ¡Qué botín!’.
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“¡Perezcan así todos tus enemigos, oh SEÑOR! Pero los que te aman sean como el sol cuando se levanta en su poderío”. Y la tierra reposó durante cuarenta años.
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