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“En los días de Samgar hijo de Anat, en los días de Jael, cesaron las caravanas y los caminantes se apartaban por sendas retorcidas.
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Quedaron abandonadas las aldeas en Israel; quedaron abandonadas hasta que yo, Débora, me levanté. ¡Me levanté como madre en Israel!
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“Cuando escogían dioses nuevos, la guerra estaba a las puertas; y no se veía ni lanza ni escudo entre cuarenta mil en Israel.
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