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¡Mi corazón está con los jefes de Israel! Los que voluntariamente se ofrecieron entre el pueblo: ¡Bendigan al SEÑOR!
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“Los que cabalgan sobre asnas blancas, los que se sientan sobre tapices y los que van por el camino, consideren
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la voz de los que cantan junto a los abrevaderos, donde recitan los justos hechos del SEÑOR, los justos hechos de sus aldeanos que moran a campo abierto en Israel. Entonces descendió a las puertas el pueblo del SEÑOR.
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“¡Despierta, despierta, oh Débora! ¡Despierta, despierta! ¡Entona un cántico! ¡Levántate, oh Barac! ¡Lleva tus cautivos, oh hijo de Abinoam!
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Entonces descendió el remanente de los poderosos, y el pueblo del SEÑOR vino a mí con los valientes.
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“De Efraín vinieron algunos cuyas raíces estaban en Amalec; detrás viniste tú, oh Benjamín, con tu pueblo; de Maquir descendieron los jefes; de Zabulón vinieron los que llevan la vara de mando.
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Los jefes de Isacar fueron con Débora. Así como Barac, también fue Isacar. Fue traído tras él en el valle. “En las divisiones de Rubén hubo grandes deliberaciones del corazón.
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¿Por qué te recostaste entre las alforjas para escuchar los balidos de los rebaños? ¡En las divisiones de Rubén hubo grandes deliberaciones del corazón!
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“Galaad se quedó al otro lado del Jordán. Y Dan, ¿por qué se quedó junto a los navíos? También Aser se mantuvo en la costa del mar, y se quedó habitando en sus bahías.
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“Zabulón es el pueblo que expuso su vida hasta la muerte; Neftalí también, en las alturas del campo.