Explicación, estudio y comentario bíblico de Jueces 6:11-23 verso por verso
Entonces el ángel del SEÑOR fue y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, que pertenecía a Joás el abiezerita. Su hijo Gedeón estaba desgranando el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas.
Y se le apareció el ángel del SEÑOR, y le dijo: — ¡El SEÑOR está contigo, oh valiente guerrero!
Y Gedeón le respondió: — ¡Oh, señor mío! Si el SEÑOR está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Dónde están todas sus maravillas que nuestros padres nos han contado diciendo: “¿No nos sacó el SEÑOR de Egipto?”. Ahora el SEÑOR nos ha desamparado y nos ha entregado en mano de los madianitas.
El SEÑOR lo miró y le dijo: — Ve con esta tu fuerza y libra a Israel de mano de los madianitas. ¿No te envío yo?
Entonces le respondió: — ¡Oh, Señor mío!. ¿Con qué podré yo librar a Israel? He aquí que mi familia es la más insignificante de Manasés, y yo soy el más pequeño en la casa de mi padre.
Pero el SEÑOR le dijo: — Ciertamente yo estaré contigo, y tú derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.
Y él le respondió: — Si he hallado gracia ante tus ojos, dame, por favor, una señal de que eres tú el que hablas conmigo.
Te ruego que no te vayas de aquí hasta que yo vuelva a ti y traiga mi presente y lo ponga delante de ti. Él respondió: — Yo me quedaré hasta que vuelvas.
Gedeón entró, y preparó un cabrito y panes sin levadura de veinte kilos de harina. Puso la carne en una canasta y puso el caldo en una olla; luego se los trajo y se los presentó debajo de la encina.
Y el ángel de Dios le dijo: — Toma la carne y los panes sin levadura; ponlos sobre esta peña y vierte el caldo. Él lo hizo así.
Entonces el ángel del SEÑOR extendió el cayado que tenía en la mano, y con la punta tocó la carne y los panes sin levadura, y subió fuego de la peña, que consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel del SEÑOR desapareció de su vista.
Dándose cuenta Gedeón de que era el ángel del SEÑOR, exclamó: — ¡Ay, SEÑOR Dios! ¡Pues he visto cara a cara al ángel del SEÑOR!
El SEÑOR le dijo: — La paz sea contigo. No temas; no morirás.