Explicación, estudio y comentario bíblico de Jueces 9:41-57 verso por verso
Entonces Abimelec se quedó en Aruma, y Zebul echó fuera a Gaal y a sus hermanos, para que no habitaran en Siquem.
Aconteció que al día siguiente el pueblo salió al campo y le informaron a Abimelec.
Él tomó a la gente, la repartió en tres escuadrones y puso emboscadas en el campo. Cuando vio que la gente salía de la ciudad, se levantó contra ellos y los atacó.
Abimelec y el escuadrón que iba con él acometieron con ímpetu y tomaron posiciones a la entrada de la puerta de la ciudad. Los otros dos escuadrones acometieron contra todos los que estaban en el campo y los mataron.
Abimelec combatió contra la ciudad todo aquel día, tomó la ciudad y mató a la gente que estaba en ella. También demolió la ciudad y la sembró de sal.
Cuando oyeron esto todos los señores que estaban en la torre de Siquem, entraron en la fortaleza del templo del dios Berit.
E informaron a Abimelec que todos los señores de la torre de Siquem estaban reunidos.
Entonces subió Abimelec al monte Salmón, él con toda la gente que estaba con él. Abimelec tomó en su mano un hacha y cortó una rama de los árboles; la levantó, la puso sobre su hombro y dijo a la gente que estaba con él: — ¡Lo que me han visto hacer, háganlo rápidamente ustedes de la misma manera!
Así que toda la gente cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec. Las pusieron junto a la fortaleza y con ellas prendieron fuego a la fortaleza, de modo que también murieron todos los que estaban en la torre de Siquem, como unos mil hombres y mujeres.
Después Abimelec fue a Tebes. Luego acampó contra Tebes y la tomó.
En medio de aquella ciudad había una torre fortificada en la cual se refugiaron todos los hombres y las mujeres, con todos los señores de la ciudad. Cerraron tras sí las puertas, y subieron a la azotea de la torre.
Abimelec fue a la torre, la atacó y se acercó a la puerta de la torre para prenderle fuego.
Pero una mujer dejó caer una piedra de molino sobre la cabeza de Abimelec y le destrozó el cráneo.
Entonces él llamó apresuradamente al joven, su escudero, y le dijo: — Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: “Una mujer lo mató”. Su escudero lo atravesó, y él murió.
Y cuando los hombres de Israel vieron que Abimelec había muerto, se fue cada uno a su lugar.
Así Dios devolvió a Abimelec el mal que él había hecho contra su padre, cuando mató a sus setenta hermanos.
Dios hizo que toda la maldad de los hombres de Siquem volviera sobre sus cabezas. Y cayó sobre ellos la maldición de Jotam hijo de Jerobaal.