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“¿No les importa a ustedes, todos los que pasan por el camino? Miren y vean si hay dolor como el dolor que me ha sobrevenido y con el cual el SEÑOR me ha angustiado en el día de su ardiente ira.
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“Desde lo alto envió fuego y lo hizo penetrar a mis huesos. Ha extendido una red a mis pies y me hizo volver atrás. Me dejó desolada, dolorida todo el día.
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“Atado está el yugo de mis rebeliones; por su mano han sido amarradas. Subieron sobre mi cuello; el Señor ha hecho decaer mis fuerzas. Me ha entregado en manos contra las cuales no podré prevalecer.
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“Ha rechazado el Señor a todos mis valientes en medio de mí. Contra mí convocó una asamblea para quebrantar a mis jóvenes. El Señor ha pisado como en un lagar a la virgen hija de Judá.
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“Por estas cosas lloro; mis ojos, mis ojos se desbordan en lágrimas; porque se ha alejado de mí el consolador que restaura mi alma. Mis hijos están desolados porque ha prevalecido el enemigo”.
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