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“Desde lo alto envió fuego y lo hizo penetrar a mis huesos. Ha extendido una red a mis pies y me hizo volver atrás. Me dejó desolada, dolorida todo el día.
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“Atado está el yugo de mis rebeliones; por su mano han sido amarradas. Subieron sobre mi cuello; el Señor ha hecho decaer mis fuerzas. Me ha entregado en manos contra las cuales no podré prevalecer.
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