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Han venido a ser cabeza sus adversarios; los que la aborrecen viven tranquilos, porque el SEÑOR la afligió por la multitud de sus rebeliones. Sus pequeños han ido en cautividad delante del adversario.
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Ha desaparecido de la hija de Sion todo su esplendor. Sus gobernantes han venido a ser como venados que no hallan pasto, y anduvieron sin fuerzas delante del perseguidor.
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Se acuerda Jerusalén de los días de su aflicción y desamparo, de todos sus preciosos tesoros que tenía desde tiempos antiguos. Cuando su pueblo cayó en manos del adversario, no hubo quien la auxiliara. La vieron sus adversarios y se rieron de su final.
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Gran pecado ha cometido Jerusalén, por lo cual ha llegado a ser cosa inmunda. Todos los que la honraban la desprecian, porque han mirado su desnudez. Ella también suspira y se vuelve atrás.
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