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Me llenó de amarguras y me empapó con ajenjo.
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Quebró mis dientes con cascajo; me pisoteó en la ceniza.
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Ha sido privada mi alma de la paz; me he olvidado de la felicidad.
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Pensé: “Ha perecido mi fortaleza y mi esperanza en el SEÑOR”.
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Acuérdate de mi aflicción y de mi desamparo, del ajenjo y de la amargura.
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