-
Bueno es esperar en silencio la salvación del SEÑOR.
-
Bueno le es al hombre llevar el yugo en su juventud.
-
Se sentará solo y callará, porque Dios se lo ha impuesto.
-
Pondrá su boca en el polvo, por si quizás haya esperanza.
-
Dará la mejilla al que lo golpea; se hartará de afrentas.
-
Ciertamente el Señor no desechará para siempre.
-
Más bien, si él aflige, también se compadecerá según la abundancia de su misericordia.
-
Porque no aflige ni entristece por gusto a los hijos del hombre.
-
El aplastar bajo los pies a todos los encarcelados de la tierra,
-
el apartar el derecho del hombre ante la misma presencia del Altísimo,
-
el pervertir la causa del hombre, el Señor no lo aprueba.
-
¿Quién será aquel que diga algo y eso ocurra, sin que el Señor lo haya mandado?
-
¿Acaso de la boca del Altísimo no salen los males y el bien?
-
¿Por qué se queja el hombre, el varón que vive en el pecado?