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Acuérdate, oh SEÑOR, de lo que nos ha sucedido. Mira y ve nuestro oprobio.
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Nuestra heredad ha pasado a los extraños, nuestras casas a los extranjeros.
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Estamos huérfanos; no tenemos padre; nuestras madres han quedado viudas.
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Nuestra agua bebemos por dinero; nuestra leña nos viene por precio.
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