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Sobre nuestros cuellos están los que nos persiguen. Nos fatigamos y para nosotros no hay reposo.
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Hacia Egipto extendimos las manos; y hacia Asiria, para saciarnos de pan.
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Nuestros padres pecaron y ya no están; nosotros cargamos con su castigo.
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Aun los esclavos se han enseñoreado de nosotros; no hubo quien nos librara de su mano.
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