Explicación, estudio y comentario bíblico de Levítico 17:1-10 verso por verso
El SEÑOR habló a Moisés diciendo:
“Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles que esto es lo que ha mandado el SEÑOR diciendo:
‘Cualquier hombre de la casa de Israel que dentro o fuera del campamento degüelle una vaca, un cordero o una cabra,
y no lo traiga a la entrada del tabernáculo de reunión para ofrecerlo como sacrificio al SEÑOR delante del tabernáculo del SEÑOR, ese hombre será considerado reo de sangre. Derramó sangre; ese hombre será excluido de entre su pueblo.
Esto es a fin de que los hijos de Israel traigan sus animales que sacrifican sobre el campo abierto, para que los traigan al SEÑOR a la entrada del tabernáculo de reunión, al sacerdote, y los sacrifiquen como sacrificios de paz al SEÑOR.
El sacerdote esparcirá la sangre sobre el altar del SEÑOR, a la entrada del tabernáculo de reunión, y hará arder el sebo como grato olor al SEÑOR.
Así nunca más ofrecerán sus sacrificios a los demonios, tras los cuales se han prostituido. Esto será para ellos un estatuto perpetuo a través de sus generaciones’.
“Les dirás también que cualquier hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que habitan entre ellos, que ofrezca holocausto o sacrificio
y no lo traiga a la entrada del tabernáculo de reunión para ofrecerlo al SEÑOR, tal hombre será excluido de entre su pueblo.
“Si alguna persona de la casa de Israel, o de los extranjeros que habitan entre ustedescome cualquier sangre, pondré mi rostro contra la persona que coma la sangre y la excluiré de entre su pueblo.