Explicación, estudio y comentario bíblico de Levítico 21:1-15 verso por verso
El SEÑOR dijo a Moisés: “Habla a los sacerdotes, hijos de Aarón, y diles que no se contaminen a causa de algún difunto de su pueblo,
salvo que sea un pariente cercano como su madre, su padre, su hijo, su hija, su hermano,
o su hermana virgen que esté cerca de él y que no haya tenido marido. Por ella él puede contaminarse.
No se contaminará profanándose, pues es dirigente en medio de su pueblo.
No raparán su cabeza ni cortarán la punta de su barba ni harán incisiones en su cuerpo.
Serán santos para su Dios y no profanarán el nombre de su Dios; porque ellos presentarán las ofrendas quemadas, el pan de su Dios; por tanto, serán santos.
“El sacerdote no tomará mujer prostituta o privada de su virginidad. Tampoco tomará mujer divorciada de su marido, porque él está consagrado a su Dios.
Por tanto, lo tendrás por santo, pues él ofrece el pan de tu Dios. Será santo para ti, porque santo soy yo, el SEÑOR, que los santifico.
“Si la hija de un sacerdote se profana prostituyéndose, a su padre profana. Será quemada al fuego.
“El que de entre sus hermanos sea sumo sacerdote, sobre cuya cabeza se haya derramado el aceite de la unción y haya sido investido para llevar las vestiduras, no dejará suelto el cabello de su cabeza, ni rasgará sus vestiduras,
ni entrará donde haya algún difunto. Ni por su padre, ni por su madre se contaminará.
No saldrá del santuario ni profanará el santuario de su Dios, porque sobre él está la consagración del aceite de la unción de su Dios. Yo, el SEÑOR.
“Él tomará por esposa a una mujer virgen.
No tomará una viuda, ni una divorciada, ni una mujer privada de su virginidad, ni una prostituta. Más bien, tomará por esposa a una mujer virgen de su pueblo.
Así no profanará su descendencia en medio de su pueblo; porque yo soy el SEÑOR, el que lo santifico”.