Explicación, estudio y comentario bíblico de Levítico 22:1-16 verso por verso
El SEÑOR habló a Moisés diciendo:
“Di a Aarón y a sus hijos que traten con reverencia las cosas sagradas de los hijos de Israel, para que no profanen mi santo nombre en aquello que me han consagrado. Yo, el SEÑOR.
“Diles: ‘A través de sus generaciones, todo hombre de sus descendientes, que estando impuro se acerque a las cosas sagradas que los hijos de Israel consagran al SEÑOR, tal persona será excluida de delante de mí. Yo, el SEÑOR.
“‘El hombre de los descendientes de Aarón que sea leproso o padezca de flujo no comerá de las cosas sagradas hasta que esté purificado. El que toque alguna cosa inmunda por contacto con un cadáver, o la persona que haya tenido emisión de semen;
o quien haya tocado cualquier reptil y por tanto ha quedado impuro; o quien haya tocado a alguien impuro, fuera cual fuera su impureza;
la persona que lo toque quedará impura hasta el anochecer y no comerá de las cosas sagradas hasta que haya lavado su cuerpo con agua.
A la puesta del sol quedará purificado. Después podrá comer de las cosas sagradas, porque estas son su alimento.
“‘No comerá un animal mortecino ni uno despedazado, contaminándose por ello. Yo, el SEÑOR.
“‘Ellos, pues, guardarán mi ordenanza para que no carguen con la culpa por esto ni mueran por haberla profanado. Yo soy el SEÑOR, el que los santifico.
“‘Ningún extraño podrá comer de lo que es sagrado; ni el huésped del sacerdote ni el asalariado lo podrán comer.
Pero la persona que el sacerdote haya comprado con su dinero podrá comer de ello. Y los que hayan nacido en su casa, estos podrán comer de su alimento.
Si la hija del sacerdote se casa con un hombre extraño, ella no podrá comer de la ofrenda alzada de las cosas sagradas.
Pero si la hija del sacerdote ha quedado viuda o está divorciada, y no teniendo hijos ha vuelto a la casa de su padre como en su juventud, ella podrá comer del alimento de su padre. Pero ningún extraño comerá de él.
“‘El que por inadvertencia coma algo sagrado añadirá a ello un quinto de su valor y lo dará al sacerdote junto con lo sagrado.
No profanarán, pues, las cosas sagradas que los hijos de Israel apartan para el SEÑOR,
haciendo que ellos carguen con la culpabilidad cuando coman de sus cosas sagradas. Porque yo soy el SEÑOR, el que los santifico’”.