Explicación, estudio y comentario bíblico de Levítico 26:15-46 verso por verso
y si rechazan mis estatutos y el alma de ustedes menosprecia mis decretos, no poniendo por obra todos mis mandamientos e invalidando mi pacto,
entonces yo también haré con ustedes esto: Decretaré contra ustedes terror, tisis y fiebre que consuman los ojos y dejen exhausta el alma. Sembrarán en vano su semilla, porque sus enemigos se la comerán.
“Yo pondré mi rostro contra ustedes, y serán derrotados ante sus enemigos. Los que los aborrecen se enseñorearán de ustedes, y huirán sin que nadie los persiga.
Si aun con estas cosas no me obedecen, volveré a castigarlos siete veces más por sus pecados.
“Quebrantaré la soberbia de su poderío y haré que su cielo sea como hierro y que su tierra sea como bronce.
Su fuerza se agotará en vano; pues su tierra no dará su producto ni el árbol de la tierra dará su fruto.
Y si continúan siéndome hostiles y no me quieren obedecer, yo aumentaré la plaga sobre ustedes siete veces más, según sus pecados.
“Enviaré contra ustedes animales del campo que los privarán de sus hijos, destruirán su ganado, y los reducirán en número, de tal manera que sus caminos queden desiertos.
Si con estas cosas no se corrigen ante mí, sino que continúan siéndome hostiles,
yo mismo procederé también contra ustedes con hostilidad y los azotaré siete veces más por sus pecados.
“Traeré sobre ustedes la espada vengadora, en vindicación del pacto. Y si se refugian en sus ciudades, yo enviaré la peste entre ustedes, y serán entregados en mano del enemigo.
Cuando yo les corte el sustento de pan, diez mujeres cocerán su pan en un solo horno, y les darán el pan tan racionado que comerán pero no se saciarán.
Si a pesar de esto no me obedecen, sino que continúan siéndome hostiles,
procederé contra ustedes con ira hostil y los castigaré siete veces más por sus pecados.
“Comerán la carne de sus hijos; también la carne de sus hijas comerán.
Destruiré sus lugares altos, derribaré sus altares donde ofrecen incienso, amontonaré sus cuerpos inertes sobre los cuerpos inertes de sus ídolos, y mi alma los abominará.
Convertiré sus ciudades en ruinas, dejaré asolados sus santuarios y no aceptaré el grato olor de su incienso.
También asolaré la tierra, de manera que se asombrarán de ella sus enemigos que la habiten.
“A ustedes los esparciré entre las naciones. Desenvainaré la espada en pos de ustedes, y la tierra de ustedes será asolada y sus ciudades convertidas en ruinas.
Entonces la tierra disfrutará de su reposo durante todos los días de su desolación, mientras ustedes estén en la tierra de sus enemigos. ¡Entonces la tierra descansará y disfrutará de su reposo!
Todo el tiempo que esté asolada disfrutará del reposo que no disfrutó mientras ustedes disfrutaban de su reposo cuando habitaban en ella.
“En los corazones de los que queden de ustedes, infundiré tal cobardía en la tierra de sus enemigos que el ruido de una hoja sacudida los ahuyentará. Y huirán como quien huye de la espada y caerán sin que nadie los persiga.
Tropezarán los unos con los otros, como si huyeran de la espada, aunque nadie los persiga. No podrán resistir ante sus enemigos.
Perecerán entre las naciones, y la tierra de sus enemigos los consumirá.
Los que queden de ustedes se pudrirán a causa de su iniquidad, en la tierra de sus enemigos. También a causa de la iniquidad de sus padres, se pudrirán juntamente con ellos.
“Si ellos confiesan su iniquidad y la iniquidad de sus padres, por la infidelidad que cometieron contra mí, y también por la hostilidad con que me han resistido
(pues yo también habré actuado con hostilidad contra ellos y los habré metido en la tierra de sus enemigos); si entonces se doblega su corazón incircunciso y reciben el castigo de su iniquidad,
yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y me acordaré de mi pacto con Isaac y de mi pacto con Abraham; y me acordaré de la tierra.
Pero la tierra quedará abandonada por ellos y disfrutará su reposo estando desolada en ausencia de ellos. Mientras tanto, ellos recibirán el castigo de su iniquidad, porque menospreciaron mis decretos y porque su alma detestó mis estatutos.
“Aun con todo esto, estando ellos en la tierra de sus enemigos, yo no los rechazaré ni los detestaré hasta consumirlos, invalidando mi pacto con ellos; porque yo, el SEÑOR, soy su Dios.
Pero a favor de ellos me acordaré del pacto con sus antepasados, a quienes saqué de la tierra de Egipto a la vista de las naciones, para ser su Dios. Yo, el SEÑOR”.
Estas son las leyes, los decretos y las instrucciones que el SEÑOR estableció entre él y los hijos de Israel en el monte Sinaí, por medio de Moisés.