Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 1:8-22 verso por verso
Aconteció que cuando Zacarías ejercía el sacerdocio delante de Dios, en el turno de su clase,
conforme a la costumbre del sacerdocio le tocó por sorteo entrar en el templo del Señor para quemar el incienso.
Toda la multitud del pueblo estaba fuera, orando, a la hora del incienso.
Entonces el ángel del Señor se le apareció, puesto de pie a la derecha del altar del incienso.
Zacarías se turbó cuando lo vio, y el temor se apoderó de él.
Pero el ángel le dijo: — ¡No temas, Zacarías! Porque tu oración ha sido atendida. Tu esposa Elisabet te dará a luz un hijo y llamarás su nombre Juan.
Tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento
porque él será grande delante del Señor. Nunca beberá vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre.
Y hará que muchos de los hijos de Israel vuelvan al Señor su Dios.
Él mismo irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y los desobedientes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo apercibido.
Y Zacarías dijo al ángel: — ¿Cómo podré estar seguro de esto? Pues yo soy viejo y mi esposa es de edad avanzada.
Respondió el ángel y le dijo: — Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas.
He aquí, quedarás mudo e incapaz de hablar hasta el día en que se realice esto, por cuanto no has creído a mis palabras las cuales se cumplirán a su debido tiempo.
El pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él pasara tanto tiempo en el templo.
Cuando salió, no les podía hablar; y se dieron cuenta de que había visto una visión en el templo. Él se comunicaba con ellos por señas pues se había quedado mudo.