Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 10:29-42 verso por verso
Pero él, queriendo justificarse, le preguntó a Jesús: — ¿Y quién es mi prójimo?
Respondiendo Jesús, le dijo: — Cierto hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones quienes lo despojaron de su ropa, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto.
Por casualidad, descendía cierto sacerdote por aquel camino y, al verle, pasó de largo.
De igual manera, un levita también llegó al lugar y, al ir y verle, pasó de largo.
Pero cierto samaritano, que iba de viaje, llegó cerca de él y, al verle, fue movido a misericordia.
Acercándose a él, vendó sus heridas echándoles aceite y vino. Y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él.
Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al mesonero diciéndole: “Cuídamelo, y todo lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”.
¿Cuál de estos tres te parece haber sido el prójimo de aquel que cayó en manos de ladrones?
Él dijo: — El que hizo misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: — Ve y haz tú lo mismo.
Prosiguiendo ellos su camino, él entró en una aldea; y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual se sentó a los pies del Señor y escuchaba su palabra.
Pero Marta estaba preocupada con muchos quehaceres y, acercándose, dijo: — Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado servir sola? Dile, pues, que me ayude.
Pero respondiendo el Señor, le dijo: — Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas.
Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.