Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 11:11-42 verso por verso
»¿Qué padre de entre ustedes, si su hijo le pide pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente?
O si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión?
Pues si ustedes, siendo malos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que le pidan?
Jesús estaba echando fuera un demonio que era mudo. Y aconteció que, cuando salió el demonio, el mudo habló. Las muchedumbres se asombraron
pero algunos de ellos dijeron: — Por Beelzebul, el príncipe de los demonios, echa fuera a los demonios.
Otros, para probarle, pedían de él una señal del cielo.
Pero, como conocía los razonamientos de ellos, les dijo: — Todo reino dividido contra sí mismo está arruinado y cae casa sobre casa.
Y si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá en pie su reino? Pues ustedes dicen que por Beelzebul yo echo fuera los demonios.
Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebul, ¿por quién los echan fuera los hijos de ustedes? Por tanto, ellos serán sus jueces.
Pero si por el dedo de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a ustedes el reino de Dios.
Cuando el hombre fuerte y armado guarda su propia casa, sus posesiones están en paz.
Pero si viene uno más fuerte que él y lo vence, le toma todas sus armas en que confiaba y reparte sus despojos.
El que no está conmigo, contra mí está; y el que conmigo no recoge, desparrama.
»Cuando el espíritu inmundo ha salido de un hombre, anda por lugares secos buscando reposo y, al no hallarlo, dice: “Volveré a mi casa de donde salí”.
Y cuando regresa, la halla barrida y adornada.
Entonces va y trae otros siete espíritus peores que él. Y después de entrar, habitan allí; y el estado final de aquel hombre llega a ser peor que el primero.
Mientras él decía estas cosas, aconteció que una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: — ¡Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que mamaste!
Y él dijo: — Más bien, bienaventurados son los que oyen la palabra de Dios y la guardan.
Y apiñándose las multitudes, él comenzó a decir: “Esta generación es una generación malvada. Pide señal, y no le será dada ninguna señal sino la señal de Jonás.
Porque como Jonás fue señal para los habitantes de Nínive, así también lo será el Hijo del Hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará porque vino de los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón. ¡Y he aquí uno mayor que Salomón está en este lugar!
Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán porque ellos se arrepintieron ante la predicación de Jonás. ¡Y he aquí uno mayor que Jonás está en este lugar!
“Al encender una lámpara nadie la pone en oculto ni debajo de un cajón sino sobre un candelero para que todos los que entren vean la luz.
La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz. Pero cuando es malo, también tu cuerpo está en tinieblas.
Mira, pues, no sea que la luz que hay en ti sea tinieblas.
Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz y no tiene ninguna parte oscura, estará todo lleno de luz como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor”.
Cuando Jesús acabó de hablar, un fariseo le rogó que comiera con él; y habiendo entrado Jesús en su casa, se sentó a la mesa.
Y el fariseo se asombró al ver que no se lavó antes de comer.
Entonces el Señor le dijo: — Ustedes los fariseos limpian el exterior de la copa o del plato pero el interior de ustedes está lleno de rapiña y de maldad.
Necios, ¿el que hizo lo de fuera no hizo también lo de dentro?
Pero den con misericordia de las cosas que están dentro y, he aquí, todas las cosas les serán limpias.
»¡Ay de ustedes, fariseos! Porque diezman la menta, la ruda y toda hortaliza pero pasan por alto el juicio y el amor de Dios. Es necesario hacer estas cosas sin pasar por alto aquellas.