Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 11:33-44 verso por verso
“Al encender una lámpara nadie la pone en oculto ni debajo de un cajón sino sobre un candelero para que todos los que entren vean la luz.
La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz. Pero cuando es malo, también tu cuerpo está en tinieblas.
Mira, pues, no sea que la luz que hay en ti sea tinieblas.
Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz y no tiene ninguna parte oscura, estará todo lleno de luz como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor”.
Cuando Jesús acabó de hablar, un fariseo le rogó que comiera con él; y habiendo entrado Jesús en su casa, se sentó a la mesa.
Y el fariseo se asombró al ver que no se lavó antes de comer.
Entonces el Señor le dijo: — Ustedes los fariseos limpian el exterior de la copa o del plato pero el interior de ustedes está lleno de rapiña y de maldad.
Necios, ¿el que hizo lo de fuera no hizo también lo de dentro?
Pero den con misericordia de las cosas que están dentro y, he aquí, todas las cosas les serán limpias.
»¡Ay de ustedes, fariseos! Porque diezman la menta, la ruda y toda hortaliza pero pasan por alto el juicio y el amor de Dios. Es necesario hacer estas cosas sin pasar por alto aquellas.
»¡Ay de ustedes, fariseos! Porque aman los primeros asientos en las sinagogas y las salutaciones en las plazas.
»¡Ay de ustedes!. Porque son como sepulcros ocultos, y los hombres que andan por encima no lo saben.