Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 12:13-34 verso por verso
Le dijo uno de la multitud: — Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.
Y él le dijo: — Hombre, ¿quién me ha puesto como juez o repartidor sobre ustedes?
Y les dijo: — Miren, guárdense de toda codicia, porque la vida de uno no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Entonces les refirió una parábola, diciendo: — Las tierras de un hombre rico habían producido mucho.
Y él razonaba dentro de sí diciendo: “¿Qué haré? Porque ya no tengo dónde juntar mis productos”.
Entonces dijo: “¡Esto haré! Derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes. Allí juntaré todo mi grano y mis bienes,
y me diré a mí mismo: Muchos bienes tienes almacenados para muchos años. Descansa, come, bebe, alégrate”.
Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta noche vienen a pedir tu vida; y lo que has provisto, ¿para quién será?”.
Así es el que hace tesoro para sí y no es rico para con Dios.
Dijo a sus discípulos: — Por tanto, les digo: No se afanen por su vida, qué han de comer; ni por su cuerpo, qué han de vestir.
La vida es más que el alimento y el cuerpo es más que el vestido.
Consideren los cuervos, que ni siembran ni siegan ni tienen almacenes ni graneros, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves!
¿Quién de ustedes podrá, con afanarse, añadir un día a su vida?
Pues si no pueden lo que es menos, ¿por qué están afanados por lo demás?
Consideren los lirios, cómo crecen. No trabajan ni hilan; y les digo que ni aun Salomón, con toda su gloria, fue vestido como uno de ellos.
Si Dios viste así la hierba que hoy está en el campo y mañana es echada en el horno, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
»Ustedes, pues, no busquen qué han de comer o qué han de beber, ni estén ansiosos.
Porque todas estas cosas busca la gente del mundo pero su Padre sabe que necesitan estas cosas.
Más bien, busquen su reino, y estas cosas les serán añadidas.
No teman, manada pequeña, porque a su Padre le ha placido darles el reino.
»Vendan sus bienes y den ofrendas de misericordia. Háganse bolsas que no se envejecen; un tesoro inagotable en los cielos donde no se acerca el ladrón ni la polilla destruye.
Porque donde esté el tesoro de ustedes, allí también estará su corazón.