Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 14:26-42 verso por verso
“Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y aun su propia vida, no puede ser mi discípulo.
Y cualquiera que no toma su propia cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Porque ¿cuál de ustedes, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?
No sea que después de haber puesto los cimientos, y al no poderla terminar, todos los que la vean comiencen a burlarse de él
diciendo: ‘Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar’.
¿O qué rey, que sale a hacer guerra contra otro rey, no se sienta primero y consulta si puede salir con diez mil al encuentro del que viene con veinte mil?
De otra manera, cuando el otro rey está todavía lejos, le envía una embajada y pide condiciones de paz.
Así, pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo.
“Buena es la sal; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué será sazonada?
No es buena ni para la tierra ni para abono; por eso la arrojan fuera. Quien tiene oídos para oír, oiga”.