Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 2:13-25 verso por verso
De repente, apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales que alababan a Dios y decían:
— ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad!
Aconteció que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo los pastores se decían unos a otros: — Pasemos ahora mismo hasta Belén y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha dado a conocer.
Fueron de prisa y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Al verle, dieron a conocer lo que les había sido dicho acerca de este niño.
Todos los que oyeron se maravillaron de lo que los pastores les dijeron;
pero María guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como les había sido dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre Jesús, nombre que le fue puesto por el ángel antes que él fuera concebido en el vientre.
Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos conforme a la Ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor
(así como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abre la matriz será llamado santo al Señor)
y para dar la ofrenda conforme a lo dicho en la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones de paloma.
He aquí, había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre era justo y piadoso; esperaba la consolación de Israel y el Espíritu Santo estaba sobre él.