Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 20:1-19 verso por verso
Aconteció un día que, estando Jesús enseñando al pueblo en el templo y anunciando el evangelio, se le acercaron los principales sacerdotes y los escribas con los ancianos,
y le hablaron diciendo: — Dinos, ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién es el que te dio esta autoridad?
Entonces respondió y les dijo: — Yo también les haré una pregunta. Respóndanme:
El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?
Ellos razonaban entre sí diciendo: — Si decimos “del cielo” dirá: “¿Por qué, pues, no le creyeron?”.
Y si decimos “de los hombres…” todo el pueblo nos apedreará, porque están convencidos de que Juan era profeta.
Respondieron, pues, que no sabían de dónde era.
Entonces Jesús les dijo: — Tampoco yo les digo con qué autoridad hago estas cosas.
Entonces comenzó a decir al pueblo esta parábola: — Cierto hombre plantó una viña, la arrendó a unos labradores y se fue lejos por mucho tiempo.
A su debido tiempo envió un siervo a los labradores para que le dieran del fruto de la viña. Pero los labradores lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías.
Y volvió a enviar otro siervo, pero también a este, golpeándolo y afrentándolo, lo enviaron con las manos vacías.
Volvió a enviar un tercer siervo, pero también a este echaron, herido.
»Entonces el dueño de la viña dijo: “¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizás a este le tendrán respeto”.
Pero los labradores, al verlo, razonaron entre sí diciendo: “Este es el heredero. Matémoslo, para que la heredad sea nuestra”.
Y echándolo fuera de la viña, lo mataron. »¿Qué, pues, les hará el dueño de la viña?
Vendrá y destruirá a estos labradores y dará su viña a otros. Cuando ellos lo oyeron, dijeron: — ¡Nunca suceda tal cosa!
Pero él, mirándolos, les dijo: — ¿Qué, pues, es esto que está escrito: La piedra que desecharon los edificadores, esta fue hecha cabeza del ángulo?.
Cualquiera que caiga sobre aquella piedra será quebrantado, y desmenuzará a cualquiera sobre quien ella caiga.
En aquella hora los principales sacerdotes y los escribas procuraban echarle mano porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al pueblo.