Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 23:46-56 verso por verso
Entonces Jesús, gritando a gran voz, dijo: — ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!. Y habiendo dicho esto, expiró.
Y cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios diciendo: — ¡Verdaderamente este hombre era justo!
Y toda la multitud que estaba presente en este espectáculo, al ver lo que había acontecido, volvía golpeándose el pecho.
Pero todos sus conocidos, y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, se quedaron lejos mirando estas cosas.
He aquí, había un hombre llamado José, el cual era miembro del concilio, y un hombre bueno y justo.
Este no había consentido con el consejo ni con los hechos de ellos. Él era de Arimatea, ciudad de los judíos, y también esperaba el reino de Dios.
Este se acercó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana de lino y lo puso en un sepulcro cavado en una peña, en el cual nadie había sido puesto todavía.
Era el día de la Preparación y estaba por comenzar el sábado.
Las mujeres que habían venido con él de Galilea también lo siguieron y vieron el sepulcro y cómo fue puesto el cuerpo.
Entonces regresaron y prepararon especias aromáticas y perfumes, y reposaron el sábado conforme al mandamiento.