Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 3:7-18 verso por verso
Juan, pues, decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: — ¡Generación de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira venidera?
Produzcan, pues, frutos dignos de arrepentimiento y no comiencen a decir dentro de ustedes mismos: “A Abraham tenemos por padre”. Porque les digo que aun de estas piedras Dios puede levantar hijos a Abraham.
También, el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles. Por lo tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.
Las multitudes le preguntaban diciendo: — Pues, ¿qué haremos?
Respondiendo les decía: — El que tiene dos túnicas dé al que no tiene, y el que tiene comida haga lo mismo.
También fueron unos publicanos para ser bautizados y le preguntaron: — Maestro, ¿qué haremos?
Él les decía: — No cobren más de lo que les está ordenado.
También unos soldados le preguntaban diciendo: — Y nosotros, ¿qué haremos? Él les dijo: — No hagan extorsión ni denuncien falsamente a nadie, y conténtense con sus salarios.
Como el pueblo estaba a la expectativa, y todos especulaban en su corazón si acaso Juan sería el Cristo,
Juan respondió a todos diciendo: — Yo, a la verdad, les bautizo en agua. Pero viene el que es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado. Él les bautizará en el Espíritu Santo y fuego.
Su aventador está en su mano para limpiar su era y juntar el trigo en su granero, pero quemará la paja en el fuego que nunca se apagará.
Así que, exhortando con estas y otras muchas cosas, anunciaba las buenas noticias al pueblo.